Mediante pequeños gestos cotidianos se puede ahorrar mucho papel, lo cual repercutirá, además de en el medio ambiente, también en la economía doméstica. Cualquiera puede intentar adoptar buenas prácticas sobre el uso, consumo y gestión del papel en casa y en el lugar de trabajo.
En Navidad se desperdician montañas de papel. Por ello, conviene abrir los regalos sin dañar el embalaje y utilizar éste para envolver otros regalos. Además, al comprar un regalo, si en el comercio le ponen un embalaje excesivo se puede pedir que se eviten adornos innecesarios. En algunos casos se puede prescindir de papel: poniendo sólo un lazo grande al regalo, envolviéndolo con papel vistoso de revistas o cómic o dar todos los regalos dentro de una caja o bolsa bonita a la que luego se le pueda dar un uso práctico.
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